lunes, 30 de noviembre de 2009

De la huida



Aún a riesgo de tambalear nuestros cimientos de seguridad hemos de plantearnos el cómo y el por qué. Es nuestra obligación redescubrirnos y revisarnos con honestidad.
A lo largo de la vida cambiamos y mucho, las vicisitudes del día a día nos transforman y no somos conscientes de cuanto. El problema no está en cambiar, el cambio es bueno, el problema es no saber lo que somos y como consecuencia la ignorancia de hacia dónde vamos. Es por ello que hemos de controlar el tamaño de nuestras ventanas de Johari porque si no, es probable que el tiempo nos presente a una persona muy distinta de la que creemos, muy distinta de la que deseamos ser.



Y no sólo por nosotros, sino también por aquellos que nos sufren y nos quieren, que depositan confiados sus sentimientos en ese que a lo mejor no conocemos o no dejamos conocer.
Sólo nos mantendremos a flote en las tormentas si somos conscientes de dónde estamos y hacia dónde vamos. Si valientes nos enfrentamos a ese pensamiento, a ese antibalas que nos distrae cuando un flash nos deja entrever aquello que atraviesa el Kevlar de nuestra armadura, aquello que semi-inconscientemente enterramos para no perder la estabilidad. Mientras, uno piensa en la universalidad de las miserias agazapadas en nuestro interior, en el de todos. Así, conscientes de que todos debajo de la alfombra escondemos un barrizal, es como podremos enfrentarnos sin excesiva desesperación a nuestras vergüenzas. Así es como podremos sanar al enfermo sin condescendencia y a la vez sin dramatismo.
Casi sin darnos cuenta nos olvidamos de nuestro proyecto personal como fin; la vorágine de cada semana, el ritmo de los acontecimientos nos lleva a excesivas decisiones puntuales, pero aún aquellos que no pierden de vista el horizonte muchas veces se olvidan de rescatar su verdad de hoy, lo que representan, lo que son en la actualidad. Cualquier proyecto, empresa, partido político, incluso la misma ciencia siguen procesos de revisión continua donde se analiza el hoy y el mañana, donde se replantean los objetivos y los medios para conseguirlo. ¿Por qué banalizamos nuestra felicidad?. ¿Por qué debemos dejar que el camino nos convierta en lo que el devenir decida? Hemos de cuidarnos a nosotros mismos, estar sanos mental y éticamente y encontrar nuestro camino. Es la única forma de no engañarnos con una falsa estabilidad, es la única forma de no llegar huyendo y sin mirar atrás.


3 comentarios:

miguelbadajoz dijo...

"El viajero que huye, tarde o temprano detiene su andar"

Carlos Gardel

Alberto dijo...

En el clavo Miguel, en el clavo

Unknown dijo...

Yo,yo,siempre yo,con mis miserias mis ilusiones y decepciones y siempre gente alrededor que te empuja de un lado a otro.
Alguien se pregunta realmente quién eres? no importa,pués si la vida te va cambiando y tú a su vez intentas seguir siendo fiél a tus sentimientos,nada importa.
Realmente alguién sabe como definir la autentica felicidad? para mí es distinta a la de otros,cada uno tiene la suya.
Renunciar por amor,sabiendo que lo que haces por los demás forma parte de tu proyecto final.Sí,soy consciente de los cambios y creo que es necesario realizar examen en nuestro interior para cambiar muchas cosas, pero siempre sin olvidar que " obras son amores y no buenas razones"